El éxito, el fracaso y la salud mental

El éxito, el fracaso y la salud mental

por Sandra Zuluaga

 



Detrás de cada logro existió una batalla que empezó con el miedo al fracaso. Hablar de eso ayudará a percibir el éxito como la consecuencia de un proceso que siempre es sencillo y que afecta la salud mental de las personas.

 

Las historias de éxito de las personas que hoy son referente en su industria tienen algo en común: las fotografías que las acompañan no siempre son un reflejo del camino que tuvieron que recorrer, sino que se trata simplemente de una retrato posado, después de cruzar la meta. Pero no de la misma manera en que los atletas son capturados con los brazos en alto, inmediatamente después de concluir el maratón, pues ellos no tienen oportunidad de recuperarse, tomar una ducha y ensayar su mejor sonrisa. Es más bien la versión edulcorada, la que además se graba en la memoria de la gente que las ve desde afuera.


No olvides leer mi artículo anterior: Como-negociar-tu-primer-sueldo-antes-de-que-alguien-lo-haga-por-ti.html

 

Quizá ese es el problema cuando se piensa en el camino que lleva al logro de los objetivos: el enfoque está únicamente en la foto para la que se posa, no en la que captura realmente el proceso. Al olvidar que hay más obstáculos que medallas, las personas olvidan prepararse para los momentos de frustración, incluso de fracaso, que deberán enfrentar a lo largo de su carrera y, por lo tanto, su respuesta en esos momentos es mucho peor que negativa. Puede afectar a su salud mental, disparando episodios de ansiedad o miedo, que luego afectan el sueño, la capacidad de tomar decisiones eficientes para resolver el problema y, eventualmente, interrumpiendo su propio desarrollo profesional.

 

Más allá de las circunstancias y contextos sociales que rodean a cada individuo, que no son fáciles de cambiar a menos que haya una transformación social de fondo, el tema aquí es cómo la dicotomía fracaso-éxito afecta la salud mental de la gente y qué se puede hacer para modificar su percepción, especialmente cuando tiene un peso tan importante en el bienestar de las personas. Así que más vale empezar.

 

No existe el triunfador perfecto

 

Antes que nada, es importante reconocer que la salud mental es parte del día a día de cualquier ser humano, y que en algunas ocasiones existe una condición permanente con la que hay que lidiar de la misma forma que alguien lo debe hacer con diabetes o un dolor crónico. Una investigación del psiquiatra Michael Freeman, especializado en tratar la salud mental dentro del entorno de los negocios y el empredurismo, demostró que «49 % de los 242 emprendedores que participaron reportaron tener una o varias condiciones de salud mental en su vida … y que eran más propensos a reportar problemas de depresión (30 %), desorden de déficit de atención e hiperactividad (29 %), desorden bipolar (12 %) y abuso de sustancias (11 %)».

 

Es decir, que nadie está exento de enfrentarse a condiciones de salud mental que pueden convertirse en uno de los varios obstáculos internos que deben resolver, aunque no hablen de ello en los foros en los que intentan motivar al público. Por eso es tan importante eliminar el estigma que rodea el cuidado de estos aspectos del bienestar, ya que también podrá ayudar a la gente que da sus primeros pasos en su carrera y teme perder oportunidades o simplemente evita tomar riesgos que podrían ser beneficiosos a su crecimiento. 

 

​​Éxito no es sinónimo de ausencia de fracasos

 

Por cada logro hay una lista de errores, estrategias equivocadas y momentos de duda. Tal vez no todos prefieren hablar de eso porque los fracasos se relacionan más con sentimientos de vergüenza, amenaza, vulnerabilidad e incompetencia, que a su vez desencadenan respuestas como culpa o una más defensiva para no experimentar la incomodidad que provoca sentirse expuesto en las fallas. Sin embargo, esta actitud evita que se pase rápidamente a la solución o contención del caso, invirtiendo demasiado tiempo en sentirse mal, en lugar de analizar qué es lo que no tuvo el resultado esperado y qué se puede aprender de la experiencia.

 

Los errores no son el fin del mundo

 

El miedo al fracaso puede convertirse en el principal freno en la carrera de cualquier persona. En ello influyen no solamente los miedos propios, sino la manera en que el entorno socializa los errores. Incluso en aquellas empresas donde se intenta quitarle lo negativo, seguirán existiendo empleados que no vean con buenos ojos los fallos de sus compañeros de equipo. 

 

Por lo tanto, se debe cambiar la óptica con la que se clasifica a los errores. Un ejemplo podría ser redefinir el fracaso: en lugar de pensarlo como no alcanzar una gran meta en el primer intento, concentrarse en las pequeñas cosas, como en un paso hacia el gran objetivo o realizar una tarea dentro de un proceso. «No gané el oro, pero rompí mi récord». Asimismo, analizar qué es lo que podría salir mal y a qué se le teme más es una manera de categorizar eso a lo que se le teme al cometer errores, qué se puede hacer en cada caso y qué está en las posibilidades de cada persona.

 

Hay que aprender de los fallos, pero seguir adelante

 

Finalmente, el gran consejo aquí es dejar de ver los errores como la conclusión del proceso y enfrentarlos como lo que son realmente: aprendizajes. Un artículo de Forbes menciona cómo lograrlo sin perder la paciencia, aunque implica algunos momentos de incómoda introspección. Primero, hay que reconocer los errores, el más difícil de todos. Nada de señalar al otro o dirigir la mirada a otro lado, porque si no se acepta en dónde se falló, lo más seguro es que se repita en el futuro. 

 

A partir de ahí es más sencillo comprender qué es lo que se pudo hacer de forma diferente y qué lecciones se pueden retomar a partir de la experiencia. Gracias a eso, se crea un plan que ayude a evitar esos errores, con la posibilidad de modificarlo a medida que ocurren otras situaciones de aprendizaje, y así ser una persona más disciplinada. Incluir una lista de por qué es buena idea evitar esos errores (confiar en un colega que ha probado no merecerlo, dejar al último una tarea que después se convierte en causa de retrasos en entregas, por ejemplo) también ayuda a cimentar los esfuerzos. 

 

Dicho esto, es buena idea recordar que tampoco se trata de enfocar mucha energía en los fracasos, pues lo que se aprende de ellos debería impulsar una acción para hacer mejor las cosas en el futuro próximo. Finalmente, hay que tener en mente que todo cambio o nuevo emprendimiento implica un riesgo, pero se debería sentir miedo de la zona de confort, pues esa comodidad es el lastre que impide que haya crecimiento en todos los aspectos de la vida.


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Comentarios

  1. naturopatamadridt
    Cuidar cuerpo y mente es el sendero hacia el pináculo del potencial. En este equilibrio, se esculpe la fortaleza que despierta talentos ocultos y desata la mejor versión de uno mismo.

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