El cuidado de la salud física, la salud mental y los seres queridos en Navidad

El cuidado de la salud física, la salud mental y los seres queridos en Navidad

por Sandra Zuluaga




 

Otra Navidad durante la pandemia de covid-19: muchos pensamos que para estas fechas el virus sería cosa del pasado, pero aquí estamos. En estas circunstancias, el mejor regalo que podemos dar es saber cuidarnos unos a otros y, por supuesto, a nosotros mismos.

 

Las fiestas de fin de año, además de paz y alegría, pueden ser altamente estresantes: por un lado, está la angustia por la organización y la preparación de la cena de Navidad; por el otro, la frustración que acompaña cuando el dinero no alcanza para todo lo que se desea hacer, incluyendo los regalos. Cuando a eso se le suma el ingrediente de la pandemia, el estrés típico de estas fechas se potencializa, lo que representa un riesgo mucho mayor para la salud mental de las personas, pues, afrontémoslo, aún no somos expertos en lidiar con una crisis tan peculiar como por la que atravesamos hoy en día.


No olvides leer mi artículo anterior: Super-trabajos-disenando-la-interaccion-entre-personas-y-maquinas.html


 

El concepto de la “existencia reducida”

 

Uno de los problemas que agudiza la situación de nuestra salud mental tiene que ver con la falta de control que experimentamos y que caracteriza a esta pandemia: las actividades sociales y laborales se limitan, la información de los medios de comunicación es contradictoria y alarmista, y no se ve claro cuándo vaya a terminar esta situación. Aunque actualmente tenemos más oportunidades de tener contacto con colegas, amigos y seres queridos, o de interactuar en general con la sociedad, aún se percibe un atmósfera de miedo e incertidumbre. Julia Terry, una ex enfermera especializada en salud mental y profesor asociada en la Universidad Swansea, dijo a la BBC que esto se conoce como «existencia reducida».

 

Lo cierto es que en el último año y medio ha habido mucho de qué preocuparse, desde la pérdida de nuestros seres queridos hasta la incertidumbre financiera, la reducción de empleos, la soledad y el aislamiento. Comunidades que históricamente ya han tenido que luchar más por mantenerse a flote, vieron su contexto empeorar. 

 

Un estudio de marzo de 2020, publicado por Medical News Today, «How do people cope with the pandemic survey reveals worrying trends», descubrió que 38 % de las personas ya se sentían cansadas o sin energía, 36 % experimentaban alteraciones en el sueño y 25 % estaban desanimadas, deprimidas o desesperanzadas. Cerca de 24 % de los respondientes también dijeron tener problemas para concentrarse, 43 % se sentían nerviosos, ansiosos o al límite, 36 % no podían dejar de preocuparse y al 35 % le costaba relajarse. 

 

En ese entonces había algo de esperanza: en que la pandemia no duraría tanto, que sería oportunidad para que algunos trabajadores pudieran bajar el ritmo y que, con suerte, ciertos hábitos tóxicos en el ambiente laboral comenzarían a desaparecer. Hoy, con todo y que ya hay vacunas y que algunas actividades han podido regresar a la vida cotidiana, el estrés se mantiene arriba, así como también otras dolencias relacionadas con la salud mental que parecen afectar a las generaciones más jóvenes que a los adultos mayores. 

El hábito del amor a uno mismo

 

Dicho todo esto, ¿qué se puede hacer para que en esta época la gente cuide de sí misma y mejore su salud física y mental? Nuestra sociedad se ha visto obligada, como nunca antes, a conocer y practicar más a fondo los hábitos positivos que abonen a la salud mental y a la resiliencia (incluso antes de la pandemia ya se veía venir que nuestra sociedad necesitaba tomarse un respiro y reflexionar al respecto). 

 

A la época navideña se le conoce como esa temporada donde se exacerba el amor al prójimo, pero también es momento de darnos cuenta de que el amor a uno mismo es igual o más importante. Después de todo, si yo no me cuido, ¿cómo puedo cuidar de los demás? ¿Qué puedo ofrecer a la gente que amo si no soy capaz de tratarme a mí misma con amor y cuidado? No olvidemos, uno no puede ofrecer más de lo que tiene. Para construir un mundo mejor, con más amor y más paz, hay que empezar por cultivar ese amor y esa paz en nosotros mismos. Repasemos entonces, hábitos que resultan súper básicos para poder estar bien. ¿Cuántos de estos practicas tú, querido lector?

 

  1. Dormir adecuadamente.- Existe el mito de que la gente más exitosa duerme seis horas o menos. La realidad es que los efectos de una rutina deficiente de sueño pueden mermar la salud. Varios estudios, como este,dicen que la pérdida de sueño amplifica los efectos negativos emocionales de ciertos eventos disruptivos, reduciendo el aspecto positivo y amplificando lo negativo. Es decir, que empeora cualquier aspecto negativo e impide que se disfrute lo positivo. La salud mental y el sueño tienen una relación en ambos sentidos.

 

  1. Mantenerse activo.- Sabemos que el ejercicio es bueno para la salud, pero también es esencial para combatir la depresión, fenómeno que, por cierto, es típico de la época invernal. Ahora, no tiene que ser una actividad intensa; salir a caminar, pasear al perro o una sesión de veinte minutos de yoga diariamente pueden hacer mucho por la reducción del estrés. ¡La clave es la constancia! No importa que no hagamos tres horas al día. Importa más la calidad que la cantidad.

 

  1. Gestionar la soledad.- La soledad también es una epidemia, y gestionarla es uno de los grandes retos de las sociedades de hoy en día. Incluso si en estas fechas no hay oportunidad de reunirse con los seres queridos, es buena idea tener una rutina para estar en contacto frecuente, al menos a distancia. Por ejemplo, a través de llamadas telefónicas, videoconferencias o mensajes de texto. Por otro lado, mantenerse ocupado con actividades que se disfrutan más allá del trabajo es importante. Un estudio encontró que quienes lo hacen les va mejor en la cuarentena y logran superar el aislamiento con una mejor actitud.

 

  1. Seguir los lineamientos de higiene.- Usar el cubrebocas de forma correcta, lavar las manos y evitar grandes aglomeraciones son las recomendaciones de rigor, pero quizá la que mejor expresa el cuidado que desea darse a los seres queridos es que si hay una sospecha de contagio de covid-19, lo mejor es evitar asistir a las reuniones de fin de año y vigilar la presencia de síntomas. Recordemos que las medidas sanitarias no son solo para protegernos a nosotros mismos, sino a los demás. No hay una actitud más navideña que procurar al prójimo.

 

  1. Ponderar las expectativas.- Esta es quizá la más importante. Vivimos en una sociedad con una cultura híper productiva, y el peso de las expectativas que emanan de dicha cultura pueden ser demasiado pesados, especialmente en medio de una crisis sanitaria. Hay que parar un momento y darnos una palmada en la espalda, reconocer que estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, sentirnos orgullosos por seguir adelante a pesar de un acontecimiento, como es la pandemia, que no había sucedido en alrededor de cien años. Nuestro más severo crítico siempre seremos nosotros mismos; muchas veces lo que dice no es real. Saber gestionar a ese crítico y separar lo útil de lo que solo es destructivo es muy importante para mantenernos emocionalmente equilibrados. No existen las personas perfectas en un mundo imperfecto con recursos imperfectos. ¡Aprendamos a estar bien a pesar de no ser infalibles!

 

La amenaza de la pandemia seguirá con nosotros todavía un rato más, por lo que es mejor estar atentos a las medidas que puedan implementarse en estos días y que suelen exigir la capacidad de adaptarse y dejar atrás la frustración, sobre todo porque se trata de cuidar la salud de otras personas. ¿Qué otra cosa podría ser más primordial que hacer lo posible para que nuestros seres queridos estén seguros? Especialmente si eso significa mantener cerca el cariño de quienes nos rodean, un regalo que nunca dudo en pedirle a Santa cada año, sin falta.

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Comentarios

  1. lasonrisadelperro.es

    La salud física al pasear, la mental en la conexión con la naturaleza y el amor a los seres queridos se entrelazan en paseos navideños con nuestros fieles compañeros peludos.

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