El papel clave de la comunidad en la salud mental
El papel clave de la comunidad en la salud mental
por Sandra Zuluaga
Es curioso, pero la salud mental de los individuos le debe mucho a la comunidad en la que viven, para bien y para mal. Es momento de impulsar el lado positivo.
Incluso a los más cínicos, la pandemia de la covid-19 les recordó algo: la influencia de la comunidad en la que se vive es enorme, tanto para lo bueno como para lo malo. Tener cualquier tipo de convivencia con otras personas —ya sea en el trabajo, la escuela o en los momentos de tiempo libre— impacta en la salud mental de la gente, ya que lo que ocurre en una colectividad se resiente a nivel emocional, incluso si no hay contacto directo.
No olvides leer mi artículo anterior: La-salud-mental-tambien-es-una-cuestion-de-trabajo-en-equipo.html
Por ejemplo, aunque muchas personas no pudieron ver a sus seres queridos o compañeros de trabajo durante el primer año de pandemia, enterarse por otros medios de sus acontecimientos fue causa para disminuir o aumentar los niveles de ansiedad: por el riesgo a enfermarse, perder su trabajo o sentirse aislados de los demás, o quizá por lo bueno que sucedió a pesar de las malas noticias (gente se casó en privado, tuvo hijos, encontró nuevas oportunidades laborales, por ejemplo).
Tan sólo en Jalisco, la salud mental recibió un golpe importante, tanto en adultos como en jóvenes, según compartió el Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME): «En 2019, el promedio de llamadas diarias era de cuatro. En este año la media es de 18. (...) Y en el caso de los menores, solo 84 pidieron ayuda en 2019, pero en los primeros ocho meses de este año van 390».
Aunque no parece una cantidad asombrosa, lo cierto es que es un aumento significativo, si se toma en cuenta que la conversación alrededor de la salud mental no es precisamente la más abierta, especialmente cuando involucra a personas fuera de un círculo reducido. Es decir, que la misma comunidad puede ser causa de que las aflicciones mentales y emocionales se consideren, todavía, un tema que es mejor evitar. De nada servirá si en el trabajo o la escuela existen espacios o herramientas para que sus integrantes aprendan a gestionar su salud mental, si de todas maneras fuera de ahí no hay oportunidad de continuarlo en el entorno familiar o con las amistades.
La salud mental debe procurarse en toda la comunidad, y para lograrlo es preciso que exista una definición sobre qué es este aspecto del bienestar humano que, aunque muchas veces no tiene expresiones físicas evidentes, es pieza integral de la calidad de vida de cualquier persona. El primer paso podría ser diferenciar cuando hay buena salud mental y cuando es deficiente o sufre un trastorno.
¿Qué es un trastorno en la salud mental?
Este ocurre cuando hay un cambio en los comportamientos, sentimientos o patrones del pensamiento de alguien que ve que su capacidad de funcionamiento es alterada. Puede ser gracias a un episodio de ansiedad o una racha de tristeza, o podría ser algo mucho más contundente, como una adicción a sustancias o un ataque de ira.
Lo cierto es que las manifestaciones varían de persona a persona, y muchas veces se desestiman aquellos que lucen insignificantes, pero que son señal de que algo no está bien. La Clínica Mayo apunta algunas de las características que hablan de un trastorno en la salud mental, principalmente en personas adultas:
● Mantener relaciones personales o familiares.
● Funcionar en entornos sociales.
● Desempeñarte en el trabajo o en la escuela.
● Aprender a un nivel acorde a tu edad e inteligencia.
● Participar en otras actividades importantes.
Por supuesto, cada país cuenta con guías aprobadas por sus instituciones de salud para hacer diagnósticos adecuados, además de la International Classification of Diseases (Clasificación Internacional de Enfermedades, ICD) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aún así, es importante que cada persona sea capaz de reconocer los cambios en su ánimo que indicarían que es necesario trabajar en su salud mental, en lugar de desestimarlos como un simple cambio de humor que seguramente pasará en poco tiempo.
Una solución para no olvidar la vigilancia de la propia salud mental es el apoyo de una comunidad, que es una de las grandes ventajas de vivir inserto en una sociedad, el aspecto más positivo: las redes de apoyo social.
La unión hace la salud mental
Una red de apoyo social es la que se integra con seres queridos, familiares, colegas de confianza. No es igual a un grupo de apoyo, en donde hay una estructura definida, reglas de convivencia y objetivos claros para sus participantes. Es mucho más informal, y se crea a través de la confianza, el cariño y el tiempo de convivencia que existe entre sus integrantes.
Es decir, que cada quien crea la red de apoyo social como mejor le conviene, y con las personas que así considere, a las que pueda acudir en caso de una emergencia, cuando haya un malestar o, simplemente, para compartir una taza de café. La idea es que se evite el aislamiento, que puede ser causa de merma en la salud mental, además de otros beneficios que ya se han comprobado, como:
● Mejorar la capacidad de lidiar con situaciones estresantes.
● Aliviar los efectos de la angustia emocional.
● Promover la buena salud mental durante toda la vida.
● Mejorar la autoestima.
● Disminuir los riesgos cardiovasculares, como disminuir la presión arterial.
● Promover las conductas de un estilo de vida saludable,
● Fomentar el cumplimiento de un plan de tratamiento.
Si la conversación sobre la salud mental es capaz de moverse en diferentes entornos, con distintas personas y con variados propósitos (no solamente cuando haya un tratamiento urgente en puerta), será mucho más sencillo que se olvide el estigma con el que muchas veces se viste y que los esfuerzos que se invierten, por ejemplo, dentro de la empresa, rindan frutos con mayor solidez. Ya no se trata de un asunto privado, sino de una responsabilidad compartida entre todos los que conforman una comunidad.
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