Burnout: el cansancio hecho enfermedad
Burnout: el cansancio hecho enfermedad
por Sandra Zuluaga R.
México es un país fatigado: es el más estresado del mundo, el que más horas trabaja y uno de los que más padece de burnout. Bienvenidos a la mayor epidemia del siglo XXI: el cansancio.
Tengo un conocido que, cada vez que se siente agotado, envía un sticker de Whatsapp muy particular: la caricatura de un pan que se ha pasado de tueste; tiene la carita oscurecida y un semblante triste, desganado. La verdad es que me parece una manera muy ingeniosa de simbolizar el burnout, también llamado síndrome del desgaste ocupacional o síndrome del trabajador quemado: así como el pan se ennegrece si lo dejamos demasiado tiempo en el tostador, así nosotros acabamos con nuestra salud física y mental cuando las arriesgamos en el nombre de la productividad. ¿Pero qué es realmente la productividad? México parece tener una idea distorsionada al respecto.
No olvides leer mi artículo anterior: El-exito-el-fracaso-y-la-salud-mental.html
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país con la jornada laboral más larga, pero está lejos de ser el más productivo (ese lugar le pertenece a Alemania). Los mexicanos trabajan más horas incluso que los surcoreanos, un pueblo hipercapitalista con una obsesiva cultura laboral.
Sucede entonces que quedarse en el trabajo más horas es bien visto por los jefes, pero tiene efectos adversos en las utilidades: un empleado cansado está menos motivado, es más lento, más irritable, menos creativo y más propenso a enfermarse. Según la Organización Mundial del Trabajo, el estrés, la depresión y la ansiedad generan pérdidas del 4 % del PIB global.
Hablando de Corea del Sur, uno de sus filósofos más famosos de la actualidad, Byung-Chul Han, publicó en 2012 el libro “La sociedad del cansancio”, en el que reflexiona que la gran enfermedad del siglo XXI es autoinfligida: el autor nos dice que los seres humanos, impulsados por la exigencia de perseverar, de no triunfar a toda costa, de lograr la máxima eficiencia y productividad, nos autoexplotamos constantemente.
¿A dónde nos llevará el cansancio?
No podríamos decir que lo veíamos venir, pero en retrospectiva las señales parecen claras: el cansancio es una consecuencia del mundo hipercompetitivo que hemos creado. No me parece que tengamos que ser completamente pesimistas, pues estamos aprendiendo de nuestros errores. Cada vez hay más conciencia de que cuidar de la salud mental es esencial para mantener la productividad. Aun así, no perdamos una idea de vista: aunque el burnout es una consecuencia de un sistema que tenemos que reparar como sociedad, como individuos podemos empezar a adoptar nuevos hábitos para combatir el burnout y preservar nuestra salud individual.
Antes de continuar, vale la pena aclarar los puntos básicos del tema que estamos explorando en este artículo: ¿qué es el burnout? El burnout no es estrés laboral, sino una forma de responder ante una situación de estrés laboral crónico. ¿Qué síntomas lo delatan?
● Cansancio emocional.
● Ansiedad.
● Cinismo (me deja de importar mi trabajo).
● Un sentimiento de ineptitud (no soy suficientemente bueno).
● La despersonalización o frialdad afectiva, aislamiento de los seres queridos.
● La reducción de la eficiencia laboral.
● Irritabilidad constante, frustración ante los más pequeños obstáculos.
● Poca calidad de sueño.
● Malestares estomacales, gastritis o colitis.
● Dificultad para desconectarse del trabajo incluso al estar fuera de la oficina.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya reconoce al burnout como una enfermedad, y ha puesto a México, al menos desde 2015, como el país con mayor estrés laboral del mundo. Según los datos de esta organización, el 60 % de los trabajadores mexicanos padecen este síndrome. Como sabemos, la pandemia no vino a mejorar las cosas, y México se mantuvo como el país más estresado del mundo.
El burnout, que sabotea la salud de los trabajadores, también deja la puerta abierta para que aparezcan otras enfermedades que acompañarán a los trabajadores de por vida. En Estados Unidos, por ejemplo, aproximadamente seis de cada diez adultos viven con una enfermedad crónica. En México, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la diabetes es la primera causa de invalidez laboral.
Si el mundo está cada vez más cansado, más estresado, más débil y más deprimido, ¿a qué futuro nos estamos enfrentando? Como mencionaba anteriormente, combatir el burnout se hace en dos frentes distintos: como individuos, para cambiar los hábitos personales, y como sociedad, para cambiar el sistema. Un colaborador que padece burnout deberá recibir el apoyo de su empresa para transformar las dinámicas que producen ese desgaste constante y persistente. Sin embargo, hay medidas que hay que aplicar inmediatamente para romper con el ciclo del cansancio:
● Enumerar qué factores contribuyen al burnout e identificar cuáles están dentro de nuestro control.
● Aprender a poner límites. En primer lugar, establecer horarios para desconectarse del trabajo, limitando el tiempo que uno se expone a las situaciones estresantes.
● Darle prioridad a la salud: descansar, hacer ejercicio, comer saludablemente.
● Procurar a los seres queridos en lugar de alejarse de ellos.
● De ser necesario, buscar un nuevo trabajo.
En las siguientes entregas de este blog hablaremos más a fondo acerca de la gestión del burnout, tanto a nivel personal como a nivel empresa, y cómo el aprender a superarlo nos dará la oportunidad de tener una existencia equilibrada: sin obsesionarnos con tener la vida más productiva, pero sí la más plena.
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