Jobfishing: el diablo está en los detalles
Jobfishing: el diablo está en los detalles
por Sandra Zuluaga
Todos hemos escuchado de estafadores que crean perfiles falsos en internet para enamorar personas y luego pedirles dinero. Lo que no todos saben es que también hay estafadores que crean compañías o vacantes falsas para aprovecharse de personas que buscan trabajo.
En 2021, Ali Ayad era un influencer con 90 mil seguidores en Instagram, así como el fundador de una moderna agencia de publicidad, Madbird, ubicada en Londres. Un tipo carismático, ambicioso, con un currículum impresionante en LinkedIn. La BBC cuenta que Madbird, gracias al carisma de Ayad, ya había contratado a más de cincuenta personas de diferentes partes del mundo, la mayoría como vendedores, cuando una de sus empleadas se dio cuenta de que el domicilio de Madbird en Londres era falso. Esa fue la primera ficha de lo que se volvió un efecto dominó: se descubrió que el socio de Ayad no era una persona real; que el portafolio de Madbird era realmente de otras agencias y que Ayad, que decía haber trabajado en Nike, jamás había puesto un pie en esa compañía. Ayad se esfumó: dejó de contestar llamadas y correos electrónicos. Sus empleados se llevaron la peor parte: habían sido contratados para trabajar estrictamente bajo comisión y, como ningún vendedor había cerrado tratos aún, nadie había recibido un centavo por sus semanas o incluso meses de trabajo. Varios empleados, confiando en Madbird, habían estado solventando sus gastos con sus tarjetas de crédito, esperando una recompensa a su esfuerzo que nunca llegó.
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Cómo montar el teatro del engaño
Este mismo mes de marzo, Austen Allred, fundador de Bloomtech Institute of Technology contó en Twitter acerca de un fraude del que fue víctima uno de sus egresados, y que le sorprendió por su sofisticación: el egresado pasó por un proceso de contratación de varias entrevistas, recibió una propuesta de trabajo por escrito, fue contratado y capacitado. El trabajo, por supuesto, era remoto. Finalmente, la empresa le pidió al egresado que usara su propio dinero para comprar el equipo computacional que necesitaría para su trabajo. El detalle sospechoso es que solo podía realizar la compra del equipo con un solo “distribuidor autorizado”. La empresa envió un cheque para reembolsar el dinero de la compra. El cheque rebotó, la empresa se esfumó.
Incluso organizaciones de renombre como Unicef, Amazon o Walmart, han sido afectadas. Hay quienes se hacen pasar por estas organizaciones para cobrar a las personas diversas tarifas durante un proceso de contratación que no lleva a ninguna parte.
De esto se trata el jobfishing, de articular empresas falsas con vacantes ficticias para ofertar trabajos remotos y sacar provecho de personas que están en una posición de vulnerabilidad. Las consecuencias van más allá de perder dinero, también se corre el riesgo de volverse cómplices involuntarios del fraude o ser víctima del robo de identidad al compartir información personal con los estafadores, que luego es utilizada para realizar actividades ilícitas como abrir cuentas bancarias a nombre de las víctimas.
El tamaño del problema
Aunque este fenómeno no nació con la crisis de la covid-19, su prevalencia se ha incrementado de manera alarmante (especialmente por el auge de los trabajos remotos) y su efecto es considerable. Los más recientes estudios realizados por el Better Business Bureau (BBB), conducidos durante la pandemia en Estados Unidos y Canadá, nos pueden ayudar a dimensionar este fenómeno:
● En 2020, se reportaron 14 millones de víctimas con 2 mil millones de dólares en pérdidas directas relacionadas con las estafas laborales.
● Las 3 plataformas más utilizadas para el jobfishing son Indeed (32%), LinkedIn (7%) y Facebook (6%).
● Este tipo de fraude comúnmente se enfoca en personas de 25 a 34 años.
● El 54% de las víctimas eran personas desempleadas.
● Las mujeres presentan el 67% de las quejas registradas ante la BBB.
● La pérdida financiera promedio es de mil dólares.
● El 36% de las denuncias de estafas laborales a BBB involucraron un cheque falso.
● Las pérdidas absorbidas por los bancos debido a los cheques falsos ascienden a los mil 300 millones de dólares.
● El 34% de las víctimas proporcionó su número de licencia de conducir y el 25% proporcionó su número de Seguro Social o Seguro Social.
Otro gran problema es que los estafados pueden convertirse, sin quererlo, en cómplices. En el caso de Ali Ayaad, si sus vendedores hubieran logrado pactar tratos con clientes, ellos también serían responsables del fraude cometido (esto depende de la legislación de cada país, claro está). Otros estafadores utilizan a sus empleados “como mulas de dinero, para enviar cheques falsos por correo o para participar en estafas de reenvío, que representan el 65% de las ofertas de trabajo fraudulentas” según dice la BBB.
¿Cómo protegerme del jobfishing?
Si te encuentras con un atractiva oferta de empleo en redes sociales, en bolsas de trabajo, o si esta te llegó inesperadamente vía LinkedIn o correo electrónico, será necesario hacer una labor un tanto detectivesca; afortunadamente, nada tan especializado como lo que tuvieron que hacer los reporteros de la BBC para desenmascarar a Ali Ayad. Revisemos las recomendaciones clave:
- Si la vacante suena demasiado buena para ser verdad, como “¡Gana miles de dólares solo con tu PC y sin salir de casa!”, lo más probable es que sea una estafa.
- Si la vacante es ambigua en cuanto al puesto o a las actividades que realizarás, pero promete dinero rápido, seguramente es falsa.
- Si tienes que pagar para entrar al proceso de contratación, huye. Esta es una táctica típica de un estafador.
- Si el reclutador te presiona para que aceptes la oferta, la vacante es falsa. Ninguna compañía seria acelera de esta manera sus procesos de contratación, pues están evaluando a más de un candidato al mismo tiempo.
- Si el reclutador te ofrece el puesto sin revisar tu CV, tus antecedentes o pedir recomendaciones, es muy probable que la vacante sea falsa.
- Si la oferta llegó por mail, verifica que la dirección de email de la persona que te contactó coincida con el nombre de dominio de la empresa. Si la cuenta de correo usa servicios gratuitos, como Gmail, huye.
- Busca a la empresa en internet. Revisa qué tan antiguas son sus redes sociales, encuentra su domicilio físico. Localiza un número de teléfono y llama directamente para corroborar que la vacante sea real.
- Protege tus datos personales: utiliza una cuenta de correo exclusivamente para buscar trabajo, también una cuenta bancaria diferente para recibir los pagos de potenciales empleadores. No compartas tus datos personales o información financiera con empresas que aún no has verificado que sean auténticas.
- No des clic a ningún link que te envíen por mensaje de texto o correo electrónico, puede ser utilizado para hackearte y robar tus datos personales.
- No admitas pagos con cheques. Pide al representante de la empresa que utilice otros medios, respaldados por terceros, para realizar pagos de cualquier índole.
Recuerda: el hecho de que ya estés trabajando para la empresa no garantiza que el trabajo sea real, como lo ilustran los casos de MadBird y el de la anécdota de Austen Allred. Seamos minuciosos y validemos la reputación de nuestros empleadores de la misma manera que ellos acostumbran a evaluar a sus candidatos. Si miramos con detenimiento, seguramente podremos identificar estas estafas, pues, como dicen por ahí, el diablo está en los detalles.
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