¿Cómo encuentra un freelancer el trabajo de sus sueños?

¿Cómo encuentra un freelancer el trabajo de sus sueños?

por Sandra Zuluaga




Todo freelancer, además de ser un profesionista talentoso, debe ser un mercadólogo efectivo. ¿Por qué? Porque una parte fundamental para disfrutar de la vida del profesionista independiente es encontrar a los clientes adecuados.


¿Por qué se les llama freelancers a los profesionistas independientes? Según el diccionario Merriam-Webster, el término apareció en el siglo XIX para describir a los soldados que peleaban a nombre de cualquier reino o persona que quisiera contratarlos. El término original, que apareció en la obra literaria Ivanhoe, era “freelance”, siendo “free” gratis, y “lance”, lanza, como las largas lanzas que usaban los caballeros en ese entonces. Si alguna vez viste la serie Juego de Tronos, te acordarás de que en ese mundo fantástico, basado en la Europa de medioevo, también había freelancers, por ejemplo, los conocidos como la Compañía Dorada. En la serie, la reina Cersei Lannister los contrata para hacer frente al ejército de su rival, Daenerys Targaryen. En pocas palabras, el término alude a la figura del mercenario (para algunos miembros de mi generación, seguro se les vendrá a la cabeza la película Ronin, protagonizada por Robert de Niro), aunque en el contexto que nos ocupa, que es el de los negocios, el freelancer no conlleva una connotación negativa. 


No olvides leer mi artículo anterior:Jobfishing-el-diablo-esta-en-los-detalles.html

 

¿Qué es y qué no es un freelancer moderno?

 

El freelancer es un profesionista independiente que puede ser contratado por una persona o empresa para prestar un servicio específico, pero, sobre todo, especializado. Además, el freelancer no tiene una relación laboral permanente con ninguna empresa o persona, sino que trabaja por proyecto. Por lo tanto, el freelancer no tiene jefes, solo clientes. El buen freelancer es aquel que aparece para resolver un problema que tiene en apuros a uno de sus clientes y, cuando logra deshacer el entuerto (como decía Don Quijote), se marcha para atender el siguiente problema. ¿Quién es uno de los freelancers más famosos de la historia? Nada más y nada menos que Sherlock Holmes: un detective independiente que era contratado por el gobierno o por particulares para resolver los crímenes más desconcertantes de Londres. Ahora que, si hablamos del mundo real, podemos encontrar muchos ejemplos: periodistas independientes, fotógrafos, diseñadores gráficos o ilustradores, desarrolladores de páginas web o aplicaciones, contadores, editores…, y bueno, prácticamente cualquier función que se pueda tercerizar. La diferencia entre un freelancer y una agencia de, digamos, marketing digital, es que el freelancer es una sola persona: es su propio jefe pero también su propio empleado. Y esto conlleva un gran reto: el freelancer debe ser no solo un especialista en su profesión, sino que debe asumir varios roles: de administrador, de vendedor, de atención al cliente pero, antes que nada, el freelancer debe ser un mercadólogo.

 

Marketing, el camino para ese trabajo soñado

 

Todos los freelancers del mundo tienen el mismo reto: encontrar clientes. El reto no termina ahí, sin embargo. La clave es encontrar al cliente correcto. Volvamos al ejemplo de Sherlock Holmes: era un detective brillante, y la policía lo necesitaba, pero su servicio al cliente era terrible. Era un tipo arrogante, difícil de tratar, que tenía una relación no muy cordial con la policía. ¿Quién era el que se encargaba de la mercadotecnia? Su gran amigo Watson, que escribía las historias de los casos que Holmes resolvía, cosa que los terminaría haciendo famosos, garantizando que siempre tuvieran trabajo. 

 

Por otro lado, los freelancers de la actualidad tienen dificultades para encontrar buenos clientes y para atenderlos de manera asertiva. Hay un sitio web muy curioso, llamado Clientes el infierno, donde varios freelancers publican de manera anónima las historias de terror que han vivido con sus clientes. Pero no siempre es culpa del cliente. A veces las malas experiencias son provocadas por una mala combinación: freelancer y cliente no son compatibles. Entonces, ¿cómo encontrar al cliente ideal? Veamos:

 

Un cliente ideal debe cumplir con 3 características fundamentales:

 

  1. Debe tener poder adquisitivo, es decir, la capacidad de pagar por los servicios de un freelancer.
  2. Debe tener intención de compra, es decir, debe estar interesado en lo que el freelancer le ofrezca para resolver su problema.  
  3. Debe tener un problema doloroso, lo suficientemente doloroso para querer pagarle a un tercero para resolverlo. 

 

Si alguna de estas 3 condiciones falla, el freelancer no podrá vender sus servicios. Por ejemplo: el cliente puede tener el poder adquisitivo, y puede tener la intención de compra, pero si el problema que quiere resolver no es urgente, no es grave o no es prioritario, entonces no habrá venta. Esto suena muy bien, pero, ¿qué tipo de clientes hay que atender? O, dicho de otro modo: 

 

¿En qué segmento de mercado puedo aportar más valor como freelancer?

 

Pensemos, por un momento, en un fotógrafo profesional. No es lo mismo un fotógrafo de paisajes que un retratista, no es lo mismo un fotógrafo de bodas que un corresponsal de guerra o un fotógrafo de National Geographic. Cada uno de estos fotógrafos tiene habilidades distintas; alguien que es bueno para fotografiar la naturaleza podría no ser igual de efectivo al fotografiar personas. Cuando un freelancer empieza su carrera, debe responder estas 3 preguntas: 

 

  1. ¿En qué soy bueno, cómo puedo aportar valor?
  2. ¿Qué es lo que me apasiona hacer?
  3. ¿En qué industria hay suficiente poder adquisitivo para vivir de mis habilidades?

 

El término “trabajo de tus sueños” suena muy romántico, casi como una utopía de Disney. No podemos aspirar a trabajos utópicos, pero sí podemos acercarnos a trabajos que sean satisfactorios, bien pagados y que nos permitan crecer. Un gran trabajo resulta del maridaje de estas tres condiciones. Tomemos el ejemplo de un escritor. Hoy en día es muy difícil vivir de escribir novelas, ya no digamos poesía (ya decía Gabriel Zaid, en su libro “Los demasiados libros”, que en México se publica más de lo que se lee), por lo que ser un escritor de literatura no cumple con la condición número tres. Pero ¿qué tal utilizar esa habilidad para ser un escritor técnico? Es decir, un escritor que ayuda a los ingenieros de software a documentar su código, creando así un manual para que otras personas puedan entender cómo fue programada una aplicación y puedan modificarla o darle mantenimiento en el futuro. Pocos ingenieros saben redactar bien o explicar conceptos complejos en términos simples, y pocos escritores entienden de programación. La condición 3 se cumple, porque la industria tech es la mejor pagada actualmente; la 1 también, porque un escritor tiene las habilidades necesarias para redactar los manuales; la 2, sin embargo, no será para todo el mundo, tendría que tratarse de un escritor apasionado de la computación, el software o los videojuegos, pero si lo es, ¡eureka!, ahí afuera hay cientos de programadores desesperados porque no pueden descifrar el código indocumentado y, a veces, enaramañado de otro programador que ya no está trabajando con ellos. 

 

En resumen, el primer paso para encontrar el trabajo de tus sueños, si eres freelancer, es encontrar un nicho de mercado que cumpla con estas tres condiciones, pues ese será un nicho donde serás valorado, respetado y, no está de más decirlo, muy socorrido. Toda transacción es un intercambio de valor, y entre más valor puedas entregar, más valorado serás y, por lo tanto, mejor pagado. ¿Suena bien, no es así? Aún así, quedan más retos por resolver: una vez encontrado ese cliente ideal, hay que trabajar por conservarlo. Pero eso lo analizaremos más a fondo en un próximo artículo.

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