Productividad en el trabajo remoto: ¿cómo se logra realmente?

Productividad en el trabajo remoto: ¿cómo se logra realmente? 

por Sandra Zuluaga



El trabajo remoto no aumenta la productividad mágicamente. ¿Por dónde se puede empezar, especialmente si es la primera vez que se experimenta?

 

Es momento de hablar de uno de los temas que han sido clave para la implementación del trabajo remoto: la productividad que se obtiene en esa modalidad. Al respecto, me he dado cuenta lo sencillo que es encontrar dos tipos de datos principalmente: los que existían desde antes de 2020 y los que surgieron en el primer cuarto de ese año. Es decir, tenemos la información de estudios hechos cuando la cultura del home office y la economía gig comenzaron a hacer ruido y de aquellos que se llevaron a cabo cuando la pandemia de la covid-19 obligó a la cuarentena a millones de personas que podían hacerlo.


No olvides leer mi artículo anterior: Cómo liderar el trabajo remoto



Así que es necesario ver con ojos críticos ambos casos. Por ejemplo, un artículo publicado en 2014 por la Harvard Business Review, To Raise Productivity, Let More Employees Work from Home, mostraba que en un caso en particular, los empleados completaron 13.5 % más llamadas si lo hacían desde casa que sus compañeros en la oficina, además de presentar mayor satisfacción en el trabajo y tener menos probabilidades de renunciar. Sin embargo, estas eran condiciones diferentes a las de inicios de 2020, en las cuales la gente se vio obligada a quedarse en casa y evitar estar en el mismo espacio que sus compañeros como medida de prevención ante los contagios del virus.

 

Por otro lado, es posible que los reportes sobre el aumento de productividad en el trabajo remoto que encontramos durante la primera mitad del año pasado no sean tan certeros. ¿Por qué? Hay que tomar en cuenta que en esos artículos se mostraban aspectos optimistas en ese apartado para que las personas en puestos de dirección no pusieran obstáculos para que sus colaboradores siguieran los lineamientos recomendados por la Organización Mundial de la Salud y otras instancias de sanidad locales. O que los números eran de la primera etapa del trabajo remoto obligatorio, cuando los estragos del panorama —que no mejoró tan pronto como se esperaba— y de la situación de cada trabajador y trabajadora se apiló con la de sus hijos, parejas, compañeros de vivienda, familiares enfermos a su cuidado, etcétera. O que la productividad no se medía tomando en cuenta si había exceso de horas de labor, el tipo de tareas llevadas a cabo, la presión que los jefes aplicaban. Al menos eso plantea un artículo de inicios de 2021 publicado en Forbes.

 

En los artículos anteriores me enfoqué en el papel de la empresa, como organización, y las medidas que debe tomar para facilitar el trabajo remoto, sobre todo porque ofrece varios beneficios importantes para la compañía y sus empleados. También hice énfasis en el rol que las personas en puestos de liderazgo tienen, y su responsabilidad para mantener la motivación y el crecimiento de sus colaboradores. Pero a la vista de lo que mencioné en los primeros párrafos de este texto, quiero poner sobre la mesa que este modelo de trabajo es nuevo para mucha gente, y que es posible que para ella sea complicado adaptarse a un espacio que no fue creado para trabajar: la cocina, la recámara, la sala, o el sitio que ha reemplazado la oficina.

 

Así que en esta ocasión compartiré algunos consejos para todas las personas que trabajan, sin importar su puesto, y que desean mantener la productividad sin sacrificar su bienestar.


Mantener disciplina, aunque sea en "pants"

 

Las rutinas son importantes para que las tareas no se dispersen ni se extiendan por periodos demasiado largos. Aun cuando no haya que trasladarse a otro sitio, levantarse temprano, tomar una ducha y preparar café para arrancar el día es un buen inicio porque da una sensación de control que es fácil perder cuando no existen relojes checadores. No es necesario vestir de traje, tal vez, pero encender la computador a la misma hora permite que el horario de trabajo no se diluya y que la motivación se mantenga en altos niveles. Lo que me lleva al siguiente punto.

 

Establecer límites

 

Llevar el trabajo a los espacios que son, generalmente, para actividades privadas confunde nuestros horarios y entonces trabajamos por la noche desde el sofá, o los domingos por la mañana. Para evitar estos problemas, primero hay que establecer desde dónde se va a trabajar y respetar ese espacio, por muy reducido que sea, para actividades laborales. Así que el resto de la familia o compañeros de vivienda tendrán que respetarlo también, durante el horario de trabajo. Lo mismo hay que hacer con los supervisores y compañeros que están lejos: no se responden correos a la hora de la comida, ni después del cierre de actividades, ni en fines de semana. Esto será difícil de cumplir, pues desde los directivos se tiene que aprender a alejarse del trabajo. Sin embargo, imposible no es.

 

Permitir descansos

 

Así como se aprovecha ir por café para estirar las piernas, o compartir un video gracioso con los compañeros para relajarse diez minutos a mitad del día, quienes trabajan remotamente deben tomar pequeñas caminatas, alejar la mirada de la pantalla, quizá estirarse un poco. Es imposible dar el 100 por ciento de esfuerzo durante 8 horas continuas, y si no se le da un respiro a la mente de vez en cuando a lo largo del día, la productividad no aumentará por milagro.

 

No olvidarse de la comunicación

 

Esto ya lo he comentado en otras ocasiones. No solamente para darle seguimiento a un proyecto, la comunicación entre equipos es importante para que la colaboración no desaparezca y se sientan parte de un objetivo en común. La convivencia presencial lo permite de manera más natural, habrá que fomentarlo con herramientas digitales para actividades que incluyan a todos, desde una watch party en Netflix, un videojuego o compartir las novedades de la vida de cada uno una vez a la semana.

 

Medir la productividad desde diferentes ángulos

 

Una idea que llamó mi atención del artículo de Tracy Brower, que mencioné más arriba, es que una cosa es la productividad de la empresa y otra la individual. Para que el crecimiento de los trabajadores sea posible, es necesario olvidarse de que lo único que cuenta es un número. El aprendizaje, la creatividad en las soluciones —aunque no funcionen al inicio— y la dedicación también son parte de la medición, a pesar de que no existe una métrica numérica para agregar a un informe. Los que están en supervisión o dirección de equipos tienen la responsabilidad de poner atención a estos aspectos, y comunicarlos a los directivos con la importancia que merecen. Así se fomenta la motivación y satisfacción con el trabajo, que a su vez se traduce en productividad.

 

Me gusta hacer énfasis en la importancia de escuchar las necesidades de los trabajadores. Ya sea para crear un modelo de trabajo híbrido (presencial y remoto) o solo remoto, si se conocen las inquietudes y preferencias de los colaboradores se llegará a mejores soluciones.


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Comentarios

  1. Casatextilcalpe.com
    ¡Buen post! Saber distinguir claramente la zona de trabajo de la zona de descanso al teletrabajar es esencial para mantener un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal. Establecer límites físicos contribuye a preservar la salud mental y evitar el agotamiento laboral.

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