¿A punto de iniciar tu trabajo en un modelo híbrido? Vas a necesitar pulir estas habilidades
¿A punto de iniciar tu trabajo en un modelo híbrido? Vas a necesitar pulir estas habilidades
por Sandra Zuluaga
Un modelo laboral híbrido necesita habilidades y competencias híbridas también. Por suerte, estas pueden afinarse, desarrollarse, encontrarse.
Las personas que experimentaron por primera vez el trabajo a distancia seguro aprendieron cosas de ellas mismas que no sabían. Quizá las que se consideraban solitarias se dieron cuenta de que extrañaban mucho a sus compañeros, o aquellas que tenían problemas para alcanzar fechas de entrega descubrieron que en solitario era mucho más sencillo su trabajo.
No olvides leer mi artículo anterior: se-invento-el-modelo-liderazgo-para-la-cultura-hibrida.html
Con la posibilidad de regresar a las oficinas, habrá quien desee volver ya y quien no. Una cosa es cierta: el panorama va a ser distinto. Aunque alguien opte por recuperar el escritorio de las instalaciones de la empresa, va a tener que convivir con compañeros que prefieren trabajar a la distancia, por lo que comparto en este artículo en realidad no está dirigido únicamente a las personas que seguirán con el home office o que combinarán lo presencial con lo remoto. En realidad, todos estaremos combinando lo presencial con lo remoto de alguna manera, más vale que encontremos cómo adaptarnos exitosamente.
Resiliencia: la raíz para soportar el cambio
La palabra clave para alcanzarlo es la resiliencia. Este es un concepto que se escuchó muy seguido durante los primeros meses que comenzó el encierro provocado por la pandemia de la covid-19, y ha sido una fortaleza que colaboradores y organizaciones siguen buscando por igual. En el artículo «Build your team’s resilience from home», escrito por David Sluss y Edward Powley para la Harvard Business Review en abril del año pasado, explican que hay tres aspectos que predicen si alguien será o no resiliente: «altos niveles de confianza en sus habilidades, rutinas disciplinadas para su trabajo y apoyo social y familiar».
Es decir, que sí, ser resiliente tiene que ver con el carácter de la persona; es importante que reconozca sus fortalezas y las explote, además de ser capaz de cumplir con las responsabilidades sin una vigilancia constante, que se exija un buen trabajo. Pero no lo es todo, porque si no cuenta con el acompañamiento adecuado de colaboradores, jefes, amigos y familia, entonces el árbol se cae con cualquier viento. Por lo tanto, la resiliencia se logra en conjunto, y debe ser una competencia que se ejercite con los equipos y no solamente individualmente. Es parte de la tarea de coordinadores y directivos, claro, aunque también es responsabilidad de la labor en equipo, especialmente cuando es evidente que alguien tiene problemas para pedir ayuda.
Flexibilidad y empatía: el adhesivo de los equipos a distancia
Al trabajar a distancia las personas que compartían oficina entendieron las diferencias que tenían con sus compañeros: ya fuera por el espacio disponible para trabajar (algunos con estudios particulares, otros en medio de la cocina), la facilidad para conectarse, las responsabilidades de cuidados en casa y dependientes bajo su responsabilidad (hijos, mascotas, familiares enfermos o completa soledad). Quizá no todos fueron igual de comprensivos cuando en medio de una junta escucharon un bebé llorar o las clases de los hijos a unos metros de la computadora, sin embargo fue el inicio de una dinámica distinta que puso a prueba la capacidad de empatía de los otros y qué tanto están dispuestos a adaptarse (o tan solo respetar) las rutinas de los demás.
Porque una cosa es cierta: bebé en brazos o no, esa persona cumplió con los objetivos para terminar un proyecto, muchos encontraron que los horarios no siempre permiten sacar el mejor provecho a la productividad, efectivamente muchas juntas pueden convertirse en un correo electrónico sin problemas y es posible sentirse más cómodo en un entorno libre de micro gestionamiento (o micromanagement). Si a los jefes les cuesta entender esto, a pesar de todas las evidencias, los colaboradores deben acercarse al área de recursos humanos para insistir en que cada persona tiene derecho a organizar su día según su contexto, siempre y cuando no afecte negativamente al resto.
Creatividad: y que las máquinas se encarguen de lo demás
La creatividad se reconoce en una película que cuenta la historia de atrás hacia adelante y logra que la audiencia la entienda a la perfección. O cuando un artista utiliza una nueva perspectiva para pintar un paisaje. Pero también se reconoce cada vez que se usa la vieja máquina de coser como escritorio porque ya no hay dónde acomodar una computadora, o cuando se improvisa el disfraz de último minuto con tres prendas que se encuentran en el armario.
En el entorno laboral existen muchas oportunidades para ser creativos, desde encontrar una solución satisfactoria para el cliente que tiene diez minutos gritando en el teléfono o para identificar en dónde está el error en un código de programación. Lo importante es que exista el entorno ideal para eso, y en algunas ocasiones eso inicia con tener el tiempo suficiente. Las herramientas digitales y la inteligencia artificial se encargan ya de lo repetitivo: registrar, organizar, clasificar, depurar, ensamblar. De hecho, en este artículo de Forbes se cita una predicción cercana: estamos por entrar a una etapa de productividad en abundancia. Por lo tanto, si se desea explotar aspectos creativos en las tareas diarias, primero es importante aceptar las nuevas tecnologías que desahogan la carga de trabajo para poner atención en otras más complicadas, que necesitan del análisis humano para resolverse.
Por supuesto, es importante que haya actividades que promuevan la creatividad, como descansos en los que se juegue un poco con lluvia de ideas, pequeñas competencias en línea para resolver acertijos o presentaciones periódicas en las que la gente hable de posibles mejoras a métodos de trabajo o cuestiones de rendimiento, sin importar qué tan descabellada suene la idea. Si se desea algo más en solitario, caminar un poco, dar un paseo en bicicleta, abandonar la pantalla para leer un libro, tomar una siesta corta, preparar algo de comer con música de fondo: que sea parte de la rutina.
Esta lista de competencias y habilidades tienen algo en común: son clasificadas como «blandas», en contraposición con las «duras» y que tienen que ver con lo que se aprende en la escuela (programación, lingüística, matemáticas, etc.), y que tienen que ver más con la comunicación con los demás, la paciencia, el liderazgo, la capacidad de trabajar en equipo.
La resiliencia, la flexibilidad, la empatía y la creatividad son los ingredientes esenciales para que el trabajo en un modelo híbrido y su cultura laboral no se desplomen, sino que se adapten a las ventajas que cada persona, u organización, reconozca.
Encuéntrame en:
decoramos.es
ResponderEliminarAmueblar la casa para el teletrabajo es convertir cada rincón en una oficina acogedora. Es combinar funcionalidad y comodidad para crear un espacio productivo que refleje tu estilo y necesidades laborales.